lunes, 4 de enero de 2010

The Piper at the Gates of Dawn (1967) - Parte 1



El Flautista en las Puertas del Alba

Hay quienes consideran el primer álbum de Pink Floyd como el mejor de la banda. Está tan lejos de `Dark Side…´ y `The Wall´ que es difícil creer que fueran grabados por la misma banda. De hecho, no lo era. El maníaco, errático, impredecible y poco confiable Syd Barrett era claramente su líder y, por más que no lo parezca ahora, Rick Wright era la segunda fuerza musical.

Piper fue el bebé de Syd Barrett, gran parte de su atmósfera hasta su fusión única de psicodelia, pop e inocente sensibilidad infantil. Syd tomó el título del disco del capítulo siete de la novela para niños `El viento entre los sauces´ de Kenneth Grahame, en la que Rata y Topo se encuentran con el gran Dios Pan. Pan, mitad hombre, mitad cabra, era el dios de los rebaños, bosques y campos, vagando por las montañas y grutas de Arcadia se divierte jugando con las ninfas y sus pipas. Rata y Topo lo encuentran como una visión de oro, de ensueño, después que Rata llevara a Topo a "el lugar de mi canción de sueño.... el lugar santo". Retratado en el libro como amistosa, pero poderosa fuerza naturalista, Pan viene para ayudar a los animales en la búsqueda de un cachorro de nutria perdida.



Esta forma sencilla en la que Grahame transmitía conceptos espirituales profundos a sus jóvenes lectores intrigó a Syd, que lo tomó como base de su enfoque para realizar este álbum. Ya sea a través de LSD o no, Syd solía decirle a sus amigos de cómo había conocido a Pan y había sido inculcado con el espíritu natural del bosque. "El pensaba que Pan le había dado el conocimiento y la comprensión del funcionamiento de la naturaleza", recuerda Andrew King. "Se formó a sí mismo en su propia visión holística del mundo." Visto en este contexto, Piper no es sólo un álbum pastoral de fantástica psicodelia inglesa, sino un conjunto de canciones que refleja una profunda preocupación por la mística, la naturaleza y el lugar del hombre en el universo - sin darse cuenta, un álbum de concepto gnóstico.

La mayoría de las canciones que componen el álbum fueron escritos en un breve período de oro cuando Syd era feliz y tenía el tiempo para dedicarse a escribir, a menudo pasando días enteros tocando y poniéndole letras, sacadas de su álbum de recortes, a acordes simples. "Esos eran los días felices", recuerda Peter Wynn Wilson, compañero de piso de Syd en Earlham Street. "Se sentaba por ahí con grandes cantidades de hachís y hierba a escribir estas canciones increíbles. No hay duda de que fueron hechas muy cuidadosa y deliberadamente". Una parte del subconsciente de Syd puede incluso haber tenido la sensación de que este álbum sería su último momento coherente. Se lanzó a él con la pasión de alguien buscando expresar todo lo que podía en el poco tiempo que quedaba. La grabación comenzó casi inmediatamente después de firmar con EMI en marzo de 1967, y continuó durante un intenso calendario de giras en junio y principios de julio. Aunque Syd aún estaba lúcido y mantenía un fuerte control artístico, se fue volviendo cada vez más retirado y era difícil comunicarse con él.




Norman Smith, el productor de EMI asignado para trabajar con los Floyd, encuentra a Syd especialmente fastidioso. Escéptico de la capacidad musical de la banda e inclinado a descartar las canciones de Barrett como infantiles, las sesiones no eran un asunto del todo feliz para Smith. Había sido el ingeniero en jefe de los Beatles hasta Rubber Soul, había visto a Pink Floyd en vivo y estaba ansioso por llegar a trabajar con una nueva banda que podría beneficiarse de las habilidades de producción que había aprendido de George Martin. En un principio su función era la de un guía, permitiendo a los Floyd grabar lo que oían en sus cabezas. "Era una persona confiable", dice Andrew King. "Les daba sugerencias y Syd decía algo y él trataba de interpretarlo de la mejor manera. Pero, en realidad, creo que Syd fue un completo misterio para él."

"Cuando miro atrás, me pregunto cómo nos las arreglamos para hacer algo", dice Smith. "Los llamaba después de grabar una canción, y los hacía pasar a la sala de control para hacerles mis sugerencias. Sobre todo a Syd, que era el pilar, el compositor. El era el que alimentaba el ambiente psicodélico en el grupo. Cuando le sugería algo, que probara tal cosa o tal otra, que hicieran otra toma en el estudio, me decía: Sí, está bien. Y se metían de nuevo en el estudio. Volvía a hacer exactamente lo mismo, y los demás también, haciendo caso omiso de mis sugerencias. Fue un verdadero infierno. No hay recuerdos agradables. Siempre me iba con un dolor de cabeza. Syd era indisciplinado y nunca cantaba lo mismo dos veces. Tratar de hablar con él era como hablar con una pared, porque su cara no tenía expresión. Sus letras eran infantiles. Era un niño de alguna manera, pasaba de la euforia a la depresión".

Ante el poco receptivo Smith, Syd encontró otra vía de comunicación en la sala de control del estudio, el ingeniero Peter Bown. Un excéntrico y perpetuo Abbey Road en sus 40’s, Bown entabló una insólita amistad con Barrett, dando como resultado alguno de los sonidos más inusuales en el álbum.



"Con Syd nunca se sabía lo que iba a ocurrir", dijo Bown, quien se retiró en 1991. "Todos sabíamos que estaba tomando drogas bastante fuertes, pero, sin embargo, Syd era muy creativo. El hecho de que no entendiera el proceso de grabación demasiado bien significaba que era menos rígido acerca de lo que se podía y no se podía hacer. Nadie entendía realmente a Pink Floyd, en particular Norman. Los Pink Floyd eran diferentes y estaban destinados a ser diferentes". Las intervenciones de Smith ayudaron a la banda a crear un álbum accesible que está afortunadamente libre de los tópicos psicodélicos que afectaban a mucha de la música de la época. Como atestiguan algunos bootlegs de mezclas crudas tocados por Syd, si Barrett se hubiese salido con la suya el álbum estaría lleno de cambiantes fases sin rumbo y pesadas reverberaciones.

Los Beatles eran otra influencia clave en el sonido. El 21 de marzo, los Pink Floyd fueron conducidos por Peter Bown a conocer a los Beatles - entonces dando los últimos toques a Sergeant Pepper en el Estudio 2. Bown había trabajado en muchas sesiones de los Beatles y era amigo de Paul McCartney. "Fue durante la mezcla de 'Lovely Rita', y había una mala atmósfera en el Estudio 2 ese día. Pero los Floyd, estaban allí parados como maniquíes, clavados al suelo, mientras McCartney decía hola. Syd estaba muy impresionado, porque McCartney dijo que le gustaba lo que había oído de la banda, y pensaba que estaban haciendo algo único y creativo. "Siempre se supuso que fueron Lennon y Barrett los que se reunieron y grabaron el incoherente 'What's the New Mary Jane´, pero no hay evidencia sólida de que esa reunión se haya producido. El día en que McCartney conoció a los Floyd, Lennon estaba disfrutando de uno de sus legendarios viajes de LSD durante la realización de Sergeant Pepper. Estoy seguro de que los Beatles estaban copiando lo que estábamos haciendo, al igual que nosotros copiábamos lo que escuchábamos por el pasillo", dice Peter Jenner.

"Paul les daba palmaditas en la espalda, diciendo que eran grandiosos y lo estaban haciendo bien", añade el escritor Miles. "No estaba siendo condescendiente, McCartney siempre ha estado convencido de que habría una nueva síntesis de la música electrónica y las técnicas de estudio en el rock 'n' roll."




Hubo mezclas de Piper realizados tanto en mono y estéreo. La banda, y Syd en particular, participó en la versión mono, pero la versión estéreo, la que actualmente está disponible en CD, fue hecha sin su supervisión, y es algo inferior. Syd ciertamente no tenía nada que ver con el brusco efecto panorámico usado en la mezcla estéreo de 'Interstellar Overdrive'.

Para todos los problemas involucrados en su creación, el álbum fue bien recibido, aunque algunos de los más fervientes del club UFO sentían que era una traición al propósito de forma libre de los Floyd.

Para aquellos que realmente se molestaron en escuchar, el disco tenía una curiosa y delicada belleza, impregnada de espíritu oscuro de Syd, que pocos, ni siquiera la banda, realmente entendía. "Me encanta escucharlo sólo para escuchar las canciones de Syd", dice Rick Wright reflexivamente, "Es triste porque me recuerda lo que podría haber sido. Syd fácilmente podría haber sido uno de los mejores compositores de hoy en día."



The Piper at the Gates of Dawn (1967)

1- Astronomy Domine (Barrett)
2- Lucifer Sam (Barrett)
3- Matilda Mother (Barrett)
4- Flaming (Barrett)
5- Pow R. Toc H. (Barrett/Waters/Wright/Mason)
6- Take up Thy Stethoscope and Walk (Waters)
7- Interstellar Overdrive (Barrett/Waters/Wright/Mason)
8- The Gnome (Barrett)
9- Chapter 24 (Barrett)
10- Scarecrow (Barrett)
11- Bike (Barrett)

* La primer version editada en USA tenía una lista de temas diferente: See Emely Play / Pow R. Toc H. / Take up Thy Stethoscope and Walk / Lucifer Sam / Matilda Mother / Scarecrow / The Gnome / Chapter 24 / Interstellar Overdrive.
* En Japón se agregó el tema See Emely Play al final del LP.

Syd Barrett - guitarra y voces
Roger Waters - bajo, voces y guitarra adicional
Richard Wright - órgano, piano y voces
Nick Mason - batería y percusión

Producción artística: Norman Smith
Ingeniero de sonido: Peter Bown
Arte de tapa y fotografía: Vic Singh


Referencias:
- The Complete Guide to the Music of Pink Floyd by Andy Mabbett
- The Pink Floyd Encyclopedia By Vernon Fitch
- The Stories Behind Every Pink Floyd Song By Cliff Jones

Traducción: Sigma 6

1 comentario:

Rubén Andrés Martínez dijo...

Que bueno este blog. Hace mucha falta material así en español para difundir más el espíritu de esta gran banda.