sábado, 19 de junio de 2010

The Dark Side of the Moon (1973) - Parte 8

Which One's Pink? by Phil Rose
Traducido por: Sigma 6

Capítulo 1 - El Lado Oscuro de la Luna (Parte 8)

El título, "Brain Damage" está relacionado con la imagen de lobotomía (un procedimiento quirúrgico que destruye partes del cerebro) en la tercera estrofa de la canción, y sugiere que en realidad es menor el miedo a volverse loco, que el miedo de ser percibido por otros como un loco.

The Dark Side of the Moon, y "Brain Damage", en particular, alude a un problema social grave, actual con el lanzamiento del álbum: la desconfianza general de la psiquiatría y su terapéutica cuestionable, y la naturaleza confusa de lo que constituye su punto de vista de enfermedad mental. Estudios de este fenómeno comenzaron a aparecer con cierta regularidad, casi simultáneamente con el lanzamiento del álbum. Uno de estos estudios fue Brain Control (Control Cerebral - 1973), en el prólogo Walle Nauta señala:

En este tiempo de angustiosa reevaluación de la sociedad humana no es de extrañar que los objetos de este libro, el control de la conducta humana por estimulación eléctrica o destruyendo quirúrgicamente partes del cerebro, ha despertado un intenso interés y ansiedad pública. Las emociones generadas por la psicocirugía (tal vez mejor llamada neurocirugía psiquiátrica) han llegado a correr lo suficientemente alto para ilustrar debates significativos entre los que están en desacuerdo sobre el uso de esta práctica... Una conclusión importante que surge de estos capítulos es que los conflictos actuales sobre la psicocirugía tienen su origen no sólo en la amplia naturaleza pragmática de las prácticas de neurocirugía psiquiátrica y en la gran dificultad de medir con exactitud las pérdidas funcionales relacionadas con sus beneficios, sino también en una ausencia sorprendente de estatutos legales declarando y salvaguardando los derechos civiles de los presos y otros seres humanos institucionalizados. (Valenstein 1973: VII-VIII)

Valenstein, que en general parece ofrecer una relación equilibrada y objetiva de estos temas, le da al lector una idea de la descuidada, y posiblemente sesgada, naturaleza de la investigación histórica en la técnica de neurocirugía psiquiátrica, y "su sobre optimista y, en retrospectiva, exceso apogeo montado en la década de 1940 y principios de 1950" (Valenstein 1973: viii). El autor documenta también la drástica reducción de esas operaciones en la segunda mitad de la década de 1950, pero señala que en el momento en que estaba escribiendo "cerca de 600 operaciones de cerebro [todavía] se realizan cada año en los Estados Unidos":

El problema de la evaluación de las técnicas más recientes de psicocirugía sigue siendo difícil, ya que muchas de las deficiencias de los estudios de la primera lobotomía aún son evidentes. También es necesario reconocer que ha habido un claro cambio en el tipo de pacientes seleccionados para la psicocirugía... Hoy en día los pacientes considerados los mejores candidatos son aquellos con tensiones, ansiedades, fobias, obsesiones, compulsiones, y graves síntomas hipocondríacos. Como grupo, los pacientes no están tan deteriorados como los pacientes anteriores de lobotomía, pero esto no significa que sus síntomas son leves. Los pacientes pueden estar constantemente ansiosos o deprimidos e intentos de suicidio no son raros. (Valenstein 1973: 317)

Es interesante observar que entre los síntomas que manifiestan algunos de los que fueron seleccionados para la psicocirugía alrededor de 1973, son los que Waters sugiere que son causados por características "presiones que están en contra de la vida". No es de extrañar, entonces, que el narrador de "Brain Damage" albergue "premoniciones oscuras" por la sencilla razón de que la ansiedad y la tristeza causada por la reflexión sobre la condición moderna pueden ser interpretadas por la sociedad como una enfermedad mental o anomalía.

Esto no es una posibilidad absurda. En 1974, el Departamento de Salud, Educación y Bienestar Social de los EE.UU. publicó un documento llamado Psicocirugía: Perspectivas sobre un Tema Actual que trató de dilucidar la cuestión. Ciertas partes del folleto son muy inquietantes:

La Psicocirugía ha sido recomendada para curar o aliviar la esquizofrenia (Sankar 1969), la depresión (Knight 1969), la homosexualidad (Medical World News, 1970), los trastornos de conducta en la infancia (Andy 1970), la conducta delictiva (Vaernet y Madsen, 1970; Koskoff y Goldhurst 1968; Hirose 1968) y una variedad de adicciones a estupefacientes (Smolik 1950; Scarff 1950; Wikler et al. 1952) y otros problemas psiquiátricos. (Brown, Wienckowski y Bivens 1974: 1)

El rango de "problemas psiquiátricos" incluido aquí es impactante, más aún cuando se comprende que algunos de los anteriores, y en particular la homosexualidad, ya no se consideran trastornos de la conducta.

Además de la continua amenaza del error psiquiátrico de lo que constituye una enfermedad mental, está aquella del potencial que tiene abusar de su poderoso medio de control de la conducta. La inquietud que esto causa es mayor cuando alguien como Valenstein dice con respecto a la terapia electro-convulsiva:

Inducir convulsiones al pasar una corriente eléctrica a través del cerebro evoca imágenes de "sillas eléctricas" y torturas medievales. En la novela de Ken Kesey One Flew Over the Cuckoo's Nest, hay una representación muy dramática de electroshock como un dispositivo para controlar y castigar a los pacientes, sin tener valor terapéutico. La novela puede ser una alegoría eficaz para atacar el autoritarismo, pero ciertamente no presenta de forma adecuada el tratamiento de electroshock. (Valenstein 1973: 148)

Valenstein puede estar en lo cierto al decir que Kesey no retrata con precisión este tratamiento, pero esta no era necesariamente la intención de Kesey, que en cambio, yo indicaría, fue el de mostrar el grave abuso del procedimiento (ver Faller Torey 1974: 72-73 y Chavkin 1978: 9-10 para ejemplos de ésto); Valenstein parece minimizar esta amenaza.

Samuel Chavkin, en su libro Los Ladrones de Mentes: Psicocirugía y Control Mental, cita un artículo, "A los delincuentes se les puede lavar el cerebro - Ahora" (1970) escrito por James McConnell, profesor de psicología en la Universidad de Michigan:

...llegará el día, cuando… debería ser posible... lograr un rápido y altamente eficaz tipo de lavado de cerebro positivo que nos permita hacer cambios dramáticos en el comportamiento y la personalidad de una persona... Debemos reformar nuestra sociedad de tal manera que todos fuéramos entrenados desde el nacimiento a querer hacer lo que la sociedad quiere que hagamos. Disponemos de las técnicas ahora para hacerlo... Nadie es dueño de su propia personalidad... No tienes nada que decir acerca de qué tipo de personalidad adquiriste, y no hay razón para creer que debas tener el derecho a negarte a adquirir una nueva personalidad, si tu vieja es antisocial... los psicólogos conductistas de hoy son los arquitectos y los ingenieros del mundo feliz. (Chavkin 1978: 10)

Chavkin no ve esta visión como un intento de curar a los delincuentes, sino como para obligarlos a someterse a quien ejerza la autoridad. Señala:

Hay mucha preocupación sobre la creciente aceptación de los recursos conductistas y psicoquirúrgicos por lo que básicamente son problemas socioeconómicos que requieren soluciones políticas... La tendencia en el trato con el crimen y la delincuencia es evitar las raíces sociales de la violencia (trastornos económicos de la nación, el desempleo, etc.) y centrarse en cambio en la “patología” genética o de otro tipo, del culpable de que no logra "comportarse"... El énfasis hecho en términos de dinero y planificación para mejorar la eficiencia de los servicios policiales para someter al culpable y reciclarlo en un individuo que se ajuste, uno que acepte las mismas condiciones (de tráfico de drogas, desempleo, viviendas precarias), que precipitaron sus actos criminales, para empezar. (Chavkin 1978: 3, 5 y 9)

El argumento de Chavkin sobre la necesidad de preocupación culmina con su referencia al escándalo de 1977 en los Estados Unidos, donde "la nación se sorprendió al saber que un programa de experimentación a gran escala sobre el control del comportamiento había estado ocurriendo en el país por más de veinticinco años":

Estas actividades de la CIA fueron claramente ilegales y se llevaron a cabo con la participación de al menos 185 científicos y 80 instituciones: cárceles, empresas farmacéuticas, hospitales, 44 colegios y universidades de medicina... La idea principal de este gigantesco... esfuerzo, que costó a los contribuyentes al menos $25 millones, era programar a un individuo para hacer lo que se le ordenara, aún si esto lo llevaría a su propia destrucción. Citado por el New York Times, un memorando de la CIA del 25 de enero de 1952, preguntaba ''si era posible conseguir el control de un individuo hasta el punto en que él hará nuestra [CIA] voluntad en contra de su voluntad y aun en contra de las leyes fundamentales de la naturaleza como la propia conservación.” (Chavkin 1978: 12-13)

La idea inicial sobre la falta de opciones presentada en la frase "Any Colour You Like" parece, obviamente, tener aún más significado cuando se explora en el contexto social contemporáneo del álbum. La idea parece aún más preocupante a la luz de una situación como la siguiente. Diez años después del lanzamiento de The Dark Side Of The Moon, en un semanario de noticias canadiense llamado Maclean's apareció una historia llamada "La lucha para rechazar el tratamiento" (Goldman, 1983: 36), sobre una mujer que perdió su lucha en la corte por el derecho a rechazar la terapia electro-convulsiva.

2 comentarios:

Pingüino Elemental dijo...

Me encantó tu blog. Siento que en un espíritu similar, trato de hacer algo similar con el rock de mi país, así que te invito a conocer el mío:

http://www.100mejoresrockmexicano.blogspot.com

Felicitaciones.

Pingüino Elemental dijo...

He seguido tu blog con franca pasión. Nuevamente te felicito.

Sobre la última parte de este tema, además de la maravillosa novela de Ken Kesey, sin duda habría que agregar la no menos genial "La naranja mecánica" de Anthony Burgess, que tan atinadamente profundizó en las consecuencias del control artificial de la conducta. Como siempre, los artistas se anticipan desde la sensibilidad...

Saludos.