sábado, 24 de julio de 2010

The Wall (1979) - Introducción

The Stories Behind Every Pink Floyd Song
By Cliff Jones
Traducción: Sigma 6



Tras la accidentada gira In The Flesh de 1977, la banda se fragmentó. Gilmour y Wright comenzaron a trabajar en álbumes solistas (por razones impositivas más que por una necesidad artística), mientras Roger Waters se retiró a su casa de Islington para comenzar a trabajar en dos ciclos de canciones relacionados. El primero fue bajo el título de Bricks In The Wall, el segundo, un manojo relacionado de canciones basadas en un sueño, llamado The Pros And Cons Of Hitch-Hiking. Después de completar noventa minutos de cintas demo para ambos conceptos – proyectados en álbumes dobles - Waters convocó a los otros miembros de la banda para una reunión de pre-producción en Julio de 1978, les tocó las dos cintas y les preguntó cuál iba a ser el próximo álbum de Pink Floyd. Gilmour se llevó las cintas, y dos días después volvió con su veredicto: Bricks In The Wall ganó. "No podía escucharlo. Era muy depresivo, y demasiado aburrido en muchos lugares. Pero me gustó la idea básica." Aunque Gilmour sintió que la pieza era "musicalmente débil", le concedió que era conceptual y líricamente interesante, y tenía una "universalidad" que The Pros And Cons Of Hitch-Hiking, una exploración muy personal de la psique de Waters, no.

Conceptualmente, The Wall tiene sus orígenes en la extraordinaria gira mundial de Pink Floyd de 1977, In The Flesh. A pesar del enorme éxito de Dark Side of The Moon y Wish You Were Here, esta era la primera vez que Pink Floyd hacía una gira completa en estadios, tocando en las más grandes sedes del planeta, a menudo para más de 100,000 fans cada vez. Aunque financieramente gratificante (llevó a los Floyd a estar en el top five de las actuaciones más rentables de ese año), fue un período desastroso para la banda. Waters, en particular, estaba comenzando a sentirse aislado y dislocado por la experiencia del estadio, su estado mental fracturado ocasionaba sentimientos de odio para su audiencia. Aquellos que viajaban con el entorno de los Floyd notaron un marcado cambio en su comportamiento, cuando la presión de la extenuante gira cobró su precio. Lo habían visto antes, después de todo, con Syd Barrett a quien, aunque su aislamiento vino principalmente de las drogas, no le ayudaron las increíbles presiones que la audiencia depositó en la banda. En una reactivación de los eventos que habían rodearon el ingreso de Barrett en un exilio esquizofrénico, Waters estaba teniendo dificultades para comunicarse con sus compañeros de grupo, y llegó al punto en que iba a los recitales en un helicóptero privado mientras el resto de la banda viajaba junta en una humilde limusina.

Syd Barrett en 1978

Para el final de las sesenta fechas de la gira, Waters había empezado a ver a su audiencia como ovejas: gente estúpida, boba, lista para la explotación a manos de un Leviatán (N.T.: hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, que posee un poder descomunal) en gira como los Floyd. Se veía, cada vez más, a sí mismo como un dictador, un déspota, y a la banda como fascista. El desenlace llegó una noche en Montreal, en frente de 90,000 fans, cuando un Waters quebrado y exhausto se la agarró con un miembro de la audiencia quien, creyó, estaba tratando de provocar a la banda, lo llamó por señas al frente del escenario y escupió en su ojo. Waters, horrificado por su propio comportamiento, comenzó, desde ese momento, a concebir una barrera física entre sí mismo y la audiencia, una audiencia que no lo comprendía, ni a él ni a su música. Inicialmente se imaginaba una negra pared de poliestireno, pero mientras trabajaba en su casa en Londres, la pieza adquirió un alcance más amplio.

Waters había estado contemplando varias ideas para una película ya en 1974, y The Wall fue simultáneamente concebido como un espectáculo teatral, un álbum y una película. La metáfora del muro creció en sofisticación, y se expandió naturalmente para incluir las barreras personales que la gente levanta alrededor de ellos como protección de cualquier tipo de dolor, y los muros que la sociedad levanta contra la libertad de expresión. Pero cuando trabajaba en la narrativa, la historia se volvió mucho más personal, Waters desarrolló la historia de alienación en un retrato autobiográfico de Syd Barrett y de su experiencia reciente, vinculándolo todo en un relato acerca de una estrella de rock llamada Pink, que se tambalea al borde del colapso. Muchas expresiones de su propio dolor y angustia fueron a parar ahí, como la pérdida de su padre en la Segunda Guerra Mundial, sus experiencias en el régimen escolar opresivo, y una mujer infiel – cada experiencia dolorosa convirtiéndose en otro 'ladrillo' en el muro de Pink. El resultado, después de seis meses de trabajo intenso, fue la más compleja obra conceptual a la fecha, tanto de Roger Waters como de Pink Floyd.

A diferencia de álbumes anteriores donde muchas de las ideas eran el resultado de experimentos y zapadas, todo en The Wall está escrito con precisión. El estudiante de arquitectura ha construido finalmente un edificio de proporciones épicas. "Siempre sostuve que si no lo hubiera logrado en el mundo del rock, Roger hubiera sido un famoso arquitecto a estas alturas," mantiene Peter Jenner.

El trabajo comenzó editando las letras y la música durante Octubre de 1978, aunque la grabación no empezó hasta Abril de 1979. Gilmour inmediatamente vio la necesidad de elaborar el álbum, agregarle una cierto grado de musicalidad. Waters fue especialmente insistente en que sus ideas líricas no quedaran subordinadas a la música, como habían sido en Wish You Were Here y, en menor grado, en Animals. Esto, naturalmente lo condujo a discrepar con Gilmour, quien estaba aplicado a asegurar que el álbum fuera al menos tan suyo como de Waters. Para ayudar a mediar entre los dos, fue convocado el productor Bob Ezrin. Su presencia resultó vital en asegurar que el correcto balance creativo fuera alcanzado entre los dos enajenados miembros de la banda. Ezrin, con carácter, y capaz de hacerle frente a Waters, demostró ser el contraste perfecto para él, capaz de exigir que se hagan los cambios a las letras. También sirvió como un efectivo mediador entre Gilmour y Waters, quienes para este momento encontraban difícil estar en la misma sala juntos.

Ezrin y Gilmour tomaron el demo e inmediatamente separaron el material sólido del débil, Gilmour trabajando en la música mientras Ezrin mejoraba el argumento. En una sesión de toda una noche reescribió el álbum, tomando las canciones de Waters y cambiando su orden hasta que tuvo un libro de cuarenta páginas que representaba el álbum entero. Uno de los cambios más importantes que hizo fue eliminar todas las referencias a fechas y lugares que Waters había incluido, autobiográficamente, como la edad del personaje principal Pink quien, coincidentemente, tenía la misma edad que Waters. "Los chicos no quieren saber acerca de viejas estrellas de rock," dijo Ezrin en ese momento. “Insistí en que hagamos la grabación más accesible, más universal." Waters fue, entonces, enviado a reescribir, y el proyecto comenzó a tomar vuelo.

La contribución de Ezrin también se extendió a la escritura de la música. Con Rick Wright en un limbo creativo, y sólo esporádicamente presente en las sesiones, Ezrin intervino en teclados y también ayudó a Nick Mason a entender las partituras de batería. Mason se estaba sintiendo poco entusiasta acerca del proyecto y encontraba cada vez más difícil alcanzar el riguroso nivel técnico demandado por Waters durante la grabación. Tocaba con metrónomo en la mayoría de los temas, y la pista final de batería era usualmente una compilación de todas las mejores partes de las numerosas tomas que debía hacer en un esfuerzo de hacerlo bien.

Rick Wright

Después de grabar por algunos meses en Britannia Row Studios, mudaron las operaciones, por razones impositivas, a Miravel, Francia. La compañía inversora de los Floyd, Norton Warburg, había sufrido un colapso total, derribando las inversiones de la banda con ellos.

Efectivamente quebrados, y enfrentando abrumadores impuestos de Hacienda, Gilmour y Waters se escabulleron, con Ezrin, dejando al ingeniero Nick Griffiths en Britannia Row para supervisar la grabación de los efectos de sonido.

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