domingo, 30 de mayo de 2010

The Dark Side of the Moon (1973) - Parte 4

Which One's Pink? by Phil Rose
Traducido por: Sigma 6

Capítulo 1 - El Lado Oscuro de la Luna (Parte 4)


Esta irrisoria actitud hacia el pensamiento religioso se expresa también en el título de la siguiente pieza, "The Great Gig In The Sky" (El Gran Concierto En El Cielo), que parece ser una burla de la visión simplista del cielo como un lugar por encima de las nubes o estado de suprema felicidad personal (es decir, todos nuestros cielos son hechos a medida). El título plantea una afinidad entre Waters y el narrador, debido a la palabra "concierto", un término usado por los músicos que significa un compromiso o actuación única. El título sugiere que el "cielo" de un músico es la actuación suprema.

Los sentimientos de incertidumbre causados por el temor a la muerte alcanzan dimensiones apocalípticas en "The Great Gig In The Sky". Esto se inicia justo al comienzo (donde la pieza sigue desde la incómoda cadencia en la dominante menor en "Breathe Reprise"), como resultado de la relación de tritono que existe entre los dos primeros acordes de la pieza, el tritono (el intervalo de quinta disminuida o cuarta aumentada) siendo el intervalo más inestable y discordante en la música tonal. Este efecto se mantiene, ya que no existe certeza del centro tonal en la pieza hasta el quinto y sexto compás (una progresión ii-V en Fa mayor). Esta sensación de estabilidad es apoyada con la entrada del bajo y la guitarra eléctrica limpia que proporcionan una sensación de confort al piano acústico en solitario, un instrumento que ahora hace su primera aparición en el álbum. La aparición de un instrumento acústico indica naturaleza, y el hecho de que el miedo a la muerte no se limita al siglo XX, hacen que el empleo del piano en esta pieza sea adecuado. Esta progresión de dos compases se repite de manera que se fortalezca el sentido del Fa mayor, pero apenas esto ocurre la pieza se desplaza inmediatamente a Si bemol mayor:

El tema adquiere estabilidad en este punto permaneciendo en Si bemol mayor hasta el final de esta sección, pero la inestabilidad inicial inculca un sentido de incertidumbre y de sospecha en el oyente (especialmente después de considerar la obra como un todo) que se transfiere a las afirmaciones futuras del narrador (que entran en la transición de Fa a Si bemol mayor), sugiriendo, tal vez, que estas afirmaciones no son de fiar.

"...and I am not frightened of dying... anytime will do, I don't mind... Why should I be frightened of dying...? I see no reason for it... you've got to go some time... "

("…y no le temo a la muerte… en cualquier momento llegará, no me importa… ¿Porqué debería tenerle miedo a la muerte…? No hay razón para ello… tendrás que irte alguna vez…")

La sensación inicial de incertidumbre armónica vuelve en la siguiente sección mientras de repente nos encontramos de nuevo en Fa (una repetida progresión ii-V), lo que justifica nuestra duda en la veracidad de las palabras del narrador.

Transformado en una mujer (demostrando que el personaje representa a toda la humanidad), el narrador irrumpe en gritos histéricos, pero uno tiende a sospechar que esta explosión no es, en realidad, en apariencia observable. Se lleva a cabo exclusivamente en su psique, y ahora estamos en condiciones de observar el horror que se experimenta cuando realmente se conceptualiza su no-existencia. Esta dicotomía externa/interna sugerida por las aparentemente tranquilas y confiadas declaraciones que aparecen antes y después de la explosión (la última declaración es "I never said I was frightened of dying" - "Nunca dije que tenía miedo de morir"), que se yuxtapone al desenfrenado canto. Aquí, la ausencia de palabras sugiere que, supuestamente, nada debe ser comunicado al exterior. Pero somos capaces de ver su paisaje mental y ser testigos de la verdadera tortura dentro de su estado de "desesperación silenciosa", o la represión de su miedo, una idea que se dio a entender durante la conclusión de "Time".

Las técnicas vocales utilizadas por la cantante se derivan del blues y la música gospel. Ellas ayudan a transmitir la frustración espiritual del personaje como resultado de no lograr la resolución en su lucha. Esta frustración se convierte en nuestra también durante esta sección, ya que la progresión de acordes ii-V pide la resolución al I grado, que proporcionará una sensación de reposo o de estabilidad. Esta progresión se repite por un total de dieciocho compases causando frustración al oído, ya que continuamente anticipa una resolución a la tónica (Fa). Su frustración es incrementada también por la extendida textura que proporciona la entrada de varias pistas de órganos que se vuelven más y más agresivas (un efecto logrado mediante el uso del tremolo) al igual que los tambores, que también entran en este punto. Por supuesto, la resolución a Fa que esperamos, nunca viene: el tema hábilmente modula nuevamente al ambiguo e incierto acorde de Si menor, con el que la canción comenzó.

Con el retorno de la primera sección armónica la música vuelve a un nivel dinámico mucho más tranquilo, sugiriendo nuestra retirada de las profundidades de su psique. También, esto se da a entender por la colocación de las voces durante esta transición, en la parte posterior de la mezcla en comparación con los instrumentos. Los tambores y el órgano nos abandonan después de esta “explosión” " y la textura vuelve a bajo y piano acústico. La guitarra es, aparentemente, desplazada por la voz.

El resto de la pieza parece estar dedicado al desenlace de la visión horrible del narrador, una expresión de tristeza se caracteriza por su voz apasionada que, a veces, jadea y se queja. Que esta pieza no es sólo sobre el miedo a la muerte está implícito después que se nos da la impresión de que la cantante todavía está tratando de ocultar sus sentimientos, sin saber que ya fuimos testigos de su sufrimiento. Esto es sugerido por su aparente negación de tener miedo a morir. Su retirada o alejamiento es interpretado musicalmente con otra aparición de la voz en retirada, lejos del oyente, en la parte posterior de la mezcla durante los últimos compases de la pieza. La sensación de malestar generada por esta representación musical de lo que es una típica característica del siglo XX -un retiro dentro de uno mismo (esto más tarde se convierte en el objetivo principal de Waters con The Wall)- se ve intensificada por la presencia de una fluctuación cromática en el tono que se produce durante el fade-out en el acorde final de la pieza.

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